Descripción
403 páginas. [pequeña rotura en el borde inferior de la página 11 – no afecta a la lectura] La biografía de Concepción Arenal, que la experimentada pluma de María Campo Alange ofrece en estas páginas a nuestros lectores, viene a colmar un vacío muy sensible en las letras espa-, ñolas. Pues si bien es verdad que las numerosas publicaciones que hasta hoy se han ocupado de la vida de nuestra ilustre penalista han sufrido de la escasez de hechos concretos en que apoyarse —resultado del sentimiento de pudor de la escritora, decidida siempre a dejar en discretísima penumbra la intimidad de su vida—, es el caso que la figura intelectual y humana de Concepción Arenal ha padecido sobre todo del hecho de haber tenido más que biógrafos propiamente dichos, panegiristas que, ganados por su enorme inteligencia y su inagotable bondad y sentido .de la justicia, hicieron de ella un ser casi mítico al que rendir fervoroso culto. En este rigoroso estudio —fino y profundo—, María Campo Alange se sitúa, por el contrario, lo más cerca posible de la objetividad, enfocando la figura de su biografiada en una visión perspectivista. Parte así, muy acertadamente, de una breve exposición histórica de la circunstancia en que a Concepción Arenal le tocó vivir: años de caótica situación política y social si los hubo, marcados por las dos guerras carlistas y la cantonal, revoluciones, pronunciamientos… Durante esos años torvos y violentos y los más serenos y apagados de la Restauración, fueron amigos y compañeros de Concepción Arenal en la aventura de iniciar en España una revolución cultural Fernando de Castro, Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate y algunos otros, sobre los que los estudiosos han dirigido muy reiteradamente su atención en estos últimos tiempos. Más dramática y apasionante resulta aún esta aventura, protagonizada por una mujer, en una época tan poco favorable al desarrollo de la personalidad femenina; la autora de La mujer el porvenir tuvo que romper muchos moldes, saltar muchas barreras y afrontar muchas críticas para llevar adelante su ingente labor y «realizarse» en su ferviente vocación. Nada más aleccionador para los lectores —y lectoras— actuales que las páginas de esta excelente biografía, donde, de la mano de María Campo Alange, podemos adentrarnos en la historia y enfrentarnos así «con la curva implacable del devenir histórico» para «mirar con optimismo la subida —lenta o acelerada, pero siempre ascendente— de nuestra senda histórica».