La hora de María y el pájaro de oro – Gudiño Kieffer, Eduardo

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Gudiño Kieffer, Eduardo

Estado del ejemplar: Usado - Bueno
Número de inventario: 507706

Detalles bibliográficos

Editorial: Editorial Losada, Buenos Aires
Año de publicación: 1975
Encuadernación: Rústica
Estado: Usado - Bueno
Edición: Primera edición
ISBN:

La hora de María y el pájaro de oro | Gudiño Kieffer, Eduardo | Editorial Losada | 507706

Hay existencias

Descripción

165 páginas. Primera edición. En nuestro país, aun en nuestro continente, tratar de presentar a Eduardo Gudiño Kieffer entraña ya un gesto quizá ingenuo, seguramente innecesario. Nadie que esté vinculado al mundo de las letras o se interese por la literatura (que hoy se lee) desconoce la obra de este santafecino —nacido en Esperanza el 2 de noviembre de!935— que supo trocar el no ejercicio de su profesión de abogado por una intensa actividad en los campos colindantes de la publicidad, el periodismo y la literatura. Testimonios de este último quehacer son cuatro libros de espléndida narrativa: Para comerte mejor (1968), Fabulario (1969), Carta abierta a Buenos Aires violento (1970) y Guía de pecadores (1972). En La hora de María y el Pájaro de Oro reencontramos el ingenio brillante, los sutiles malabarismos del lenguaje, la quiebra de la rutina cotidiana y aun la crítica bajo las apariencias del juego, constantes todas de su escritura; pero hay algo más: un elemento que se define a partir del epígrafe de PauJ Eluard (“Hay otros mundos, pero están en éste.”) y que no era ajeno a Fabulario y a la memorable Candelaria, personaje de su última novela: la magia, los fenómenos inexplicables que sobresaltan y asaltan la realidad (racional). Los escorzos narrativos de los tres reinos (animal, vegetal y mineral), el intermezzo de “Italia mágica”, la insurrección de “Opus maleficiis” y la implacable contundencia de la nouvelle central, “La hora de María y el Pájaro de Oro”, “escrita en base al guión cinematográfico del mismo título”, certifican acabadamente la presencia de elementos mágicos. Pero éstos no irrumpen como un sino sobrenatural; muy por el contrario, surgen y arraigan en un contexto que los posibilita, tanto por su miseria social como por una singular tradición cultural.