Descripción
205 páginas. Toda la narrativa de Roberto Schopflocher guarda, en tonos más o menos animados, la impromptu de su anterior actividad artística. Por eso las formas y los colores encuentran su ubicación real. Además, es un autor sincero, y en ese sentido puede vanagloriarse de no enturbiar la claridad de sus ideas, ni falsear su inspiración. Hay continuidad en las primeras, y hay firmeza en lo segundo. Hombre de gran cultura, de muchas, inteligentes y bien asimiladas lecturas, él atraviesa la frontera de las muchas tentaciones que cruzan el camino de un escritor sin titubeos, de tal manera que, como en este libro, demuestra la seguridad de su motivo y la habilidad del manejo de los elementos con que lo trabaja, sin caer en la frialdad de los “profesionalismos”. Schopflocher se impone el escribir. Enamorado de su tema lo ha meditado, lo ha coordinado y lo deja fluir libremente. No se lo impone, sino que concientemente va narrando su historia; con mano libre, porque narra con seguridad, con una manera razonada y pensando cuidadosamente cada instancia literaria. En su historia se expresa, repito, con seguridad pero también, como corresponde a los buenos narradores, con humildad frente al tema, con respeto a sus lectores y con honestidad para consigo mismo. Es la suya una historia de la vida, una noble trama en la que los hombres y las mujeres que la animan ejemplifican las mil facetas del alma humana. No hay contradicciones, no hay disparidades extremas, no existen desniveles en la presentación y la identificación o interpretación de estos seres. Son los minúsculos héroes de las triviales aventuras y las denodadas grandezas de todos los días. Quizá porque Roberto Schopflochcr ha escrito, a lo mejor, ¿quién sabe? sin proponérselo y sin saberlo, una de las historias de la Vida, uno de sus rostros. …Que no es decir poco.