Descripción
363 páginas. Juan Francisco Guevara aparece en el escenario público argentino en 1955, cuando el General Lonardi le adjudica el noventa por ciento de la revolución. Pero en realidad, la acción militar no era desconocida para Guevara. Ya en 1943, siendo subteniente, participó en el combate que libró la Escuela de Artillería Antiarea, donde prestaba servicios, frente a la Escuela de Mecánica de la Armada. Allí tuvo su bautismo de fuego. En los cincuenta días del gobierno de Lonardi, fue el blanco de los ataques de las sectas liberales, que le responsabilizaron de los objetivos de UNIDAD NACIONAL sintetizados en “NI VENCEDORES NI VENCIDOS”. Formó parte del GOU y en esa época está dos veces con Perón. Dos son también las oportunidades en que se entrevista con Nasser, durante, su misión militar en Egipto. Durante los hechos militares de 1959 comandaba el Regimiento Primero de Artillería, la más antigua y tradicional unidad de esa arma en el país. Fue el único Jefe que en esos episodios no perdió el mando de su regimiento. Es ue el Coronel Guevara lograba la lealtad de sus subordinados y no por imperio de su cargo o jerarquía, sino por su decisión, su conducta y sus ideas. Era una adhesión por convicción, no por imposición. En los cuatro años del Gobierno de Onganía se le atribuyeron las más variadas influencias. En cada crisis aparecía en Buenos Aires, y se le adjudicaban nombramientos y designaciones. Lo cierto es que Onganía no lo escuchó y cayó por acción de los mismos que derrocaron a Lonardi, a quienes Guevara ya conocía. Se sabe que han querido liquidarlo políticamente y no han podido, transformándose para sus enemigos —que son los del país— en una obsesiva preocupación, mezcla de espeto, temor y odio. ¿Qué busca este militar y político, diplomático y periodista y ahora escritor? Lo dice en su libro: simplemente exponer sus ideas ante el país. En “ARGENTINA Y SU SOMBRA”, Guevara hace un análisis de nuestra historia, en cuyos últimos años fue parte de sucesos esenciales. No elude ir a la raíz de los problemas, afronta la verdad y está dispuesto a soportar sus consecuencias. Sabe, como todos lo sabemos, que sufrimos una crisis histórica, pero sabe que crisis es revelación, descubrimiento, y tras aceptar la realidad de los males que nos desgarran, afanosamente se lanza a buscar las soluciones, siempre y cuando provengan de los valores del hombre argentino. Este libro es el testimonio de un cristiano, de un católico cuya fe militante lo lleva a la acción y para quien creer en Dios es creer en sus criaturas, en su libertad y su dignidad. En su análisis del liberalismo enfrenta intereses y consigna a los únicos responsables del estancamiento al que hemos recalado, donde la capacidad creadora de nuestro pueblo se agota porque no encuentra cómo canalizarse. A los 48 años, en plena madurez, es una esperanza para la Argentina. No tiene ambiciones personales. Sólo aspira a servir a Dios y ser útil a su patria y para ello está dispuesto a asumir las responsabilidades que le correspondan.
