Descripción
307 páginas. Colección Raíces, Biblioteca de Cultura Judía, 30. Reputado con justicia como uno de los más sólidos espíritus que animara al movimiento impresionista, Camille Pissarro fue, además de un pintor de genio preclaro, un hombre de ideas no menos firmes que generosas. Nacido en Saint- Thomas (Antillas) en 1830, de familia judía, Pissarro cultivó la amistad de Monet, de Renoir y de Cézanne, con quien trabajó durante largo tiempo. Más allá del arte, Pissarro fue también hombre de una nobleza ejemplar, provisto de incorruptibles concepciones políticas que lo emparentaron fundadamente con el anarquismo romántico de su tiempo. Marido y padre ejemplar, Pissarro mantuvo con su hijo mayor, Luden, una sostenida correspondencia durante más de veinte años, iniciada cuando el primogénito marchó de Francia a Inglaterra en viaje de estudios, e interrumpida sólo por la muerte del pintor. La correspondencia, amorosamente conservada por Luden, da acabada cuenta no sólo de los avatares de la vida de uno de los grandes pintores impresionistas sino también, y de un modo muy especial, del espíritu de un hombre que intentó, y en no escasa medida consiguió hacer de su vida misma una obra de arte.