Descripción
237 páginas. ¿Confesor que se confiesa? Tras su caída Onganía se sumió en el silencio y el retiro. Emerge de vez en cuando de él como un eremita o un monje medieval del claustro para pronunciar algún discurso o apoyar con un gesto alguna actitud valiente, como en diciembre de 1975. Poco se ha escrito de él como persona. Algún colaborador, al presentarse como uno de sus paladines, ha enfocado recientemente aspectos económicos y sociales de aquellos años que ponen en tela de juicio muchas decisiones y crean interrogantes infinitos. Castex, ex jesuíta, el académico al ser elegido más joven que tuvo el país, premiado dentro y fuera de la Nación, con tres títulos universitarios y precursor junto a Onganía de ideas tecnológicas que hoy, una década después, se descubren como novedosas, intenta presentar algo nuevo. Se dijo que fue el confesor del presidente. Ambos lo niegan con énfasis. Lo cierto es que los títulos de este apasionante libro incitan a la reflexión. Escrito en circunstancias adversas —de conocimiento público—, sin papel alguno de ayuda más que su memoria, Castex intenta acercar al público a un Onganía en contacto con la ciencia, con la religión, con la historia. A un Onganía que recibió una herencia, y la legó para bien o para mal a una Argentina siempre en busca de su identidad. Sus líneas claras, precisas y por momentos de un bello estilo de ensayo, hablan por sí solas como si el confesor de Onganía quisiera confesarse ante su Patria.