Descripción
204 páginas. Título del original en inglés: Britain and the beast. Traducción de Omar Ibargoyen Paiva. A pesar de haber figurado en el bando vencedor de la segunda guerra mundial, Gran Bretaña salió profundamente maltrecha de la contienda. El resquebrajamiento progresivo de su Imperio se había iniciado ya, como nadie ignora, después de la conflagración del 14, tal como lo revelaran los sucesos de la India, por ejemplo. Y desde 1945 en adelante, aquella declinación fue acentuándose, a pesar de los esfuerzos y de la innegable habilidad puesta de manifiesto por sus gobernantes. El afianzamiento del poderío de los Estados Unidos y de la Unión Soviética por una parte y, por otra, la afirmación de numerosos movimientos emancipadores en Asia, África y Oceanía como expresión del fin de la era colonialista, han constituido, por lo demás, factores decisivos en el surgimiento del nuevo orden a que hoy asistimos. La hegemonía británica, que otrora le confiriera un lugar de primer rango en el concierto de la política mundial, se ha visto así destruida por la pérdida de posiciones claves una veces, en tanto que otras, la declinación ha revestido los caracteres de un estancamiento no menos significativo. Ante esta realidad, Peter Howard se pregunta si Gran Bretaña puede aspirar todavía a un futuro de gran potencia. Reconoce que su país no logrará, probablemente, recuperar ya ni su poderío militar, ni su anterior riqueza. Pero según la tabla de valores a que se atiene, piensa que la perdida potencialidad económica es menos importante que la fortaleza de carácter de los británicos. Howard acepta, con honrada franeza, cuantos elementos se suman para integrar un panorama sombrío, que a muchos permite afirmar la decadencia definitiva de Gran Bretaña. Al respecto, señala que el crecimiento industrial de Inglaterra es al presente, el más lento de Europa; y puntualiza asimismo otros hechos, no menos negativos, tales como la decadencia del patriotismo, el auge de las aberraciones sexuales, la actitud de ciertos clérigos ante los preceptos morales, la Filosofía que proclama el retorno del ser humano a la bestia, etc. Pero con la misma valentía con que denuncia la profunda crisis que aflige a su pueblo, Peter Howard propicia la evolución de los mejores valores con que aún cuenta Gran Bretaña, e incita a levantarse a aquellos que creen en los principios de la recta moral y en el verdadero patriotismo como solución salvadora, esto es, el rearme moral de la nacionalidad para triunfar sobre la decadencia. En una palabra, preconiza un nuevo rumbo, un nuevo estilo de conducción, basados en una fe vigorosa puesta al servicio del futuro nacional. El llamamiento de Howard se afirma en la convicción de que la crisis presente puede ser superada mediante una reacción contra el fantasma de la corrupción que se cierne sobre el país, y proclama su esperanza de que Inglaterra pueda ofrecer al mundo el ejemplo de una victoria sobre el desaliento y la bancarrota.
