Descripción
502 páginas. Spengler, tan pesimista y discutido, abrió el debate sobre un fenómeno histórico que la tensión internacional se encargó de agudizar después: ¿Perecerá la cultura occidental como -cayeron la helénica y la romana? Y si. hubiese de ser así…, ¿a manos de quién? ¿en un choque frontal con Oriente? Estas son las cuestiones de fondo que plantea Cecilio Benítez de Castro. Su obra —bien conocida de sus lectores- es ya extensa. Sus últimos trabajos en el Instituto de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires han sido seguidos con gran atención. El método descarta el examen directo de las circunstancias en que ese choque podría producirse. Desplegando un panorama más amplio y objetivo examina el proceso a través de la evolución de los precedentes helénicos y romanos. El procedimiento es novísimo. No tanto la aceptación de la visión cíclica de la Historia, ya conocida, como la división de cada trayectoria de Cultura en tres períodos. De esta forma puede el lector seguir de cerca el itinerario a través de las vicisitudes de la lucha con esas fuerzas que aparecen siempre como bárbaras. Roma y Grecia se muestran presentadas de una forma atrayente. La documentación es frondosa y el léxico lleno de vigor. Las analogías desconciertan. El resultado de esas analogías, que no pretenden ningún fatalismo inexorable -pues el autor cree ante todo en la libertad del hombre y de los pueblos para determinar su destino—, conduce a la deducción de que la muerte de una Cultura no fue nunca el fruto del choque armado con la barbarie. El resumen de LA CIUDAD SAGRADA parece ser que si sucumbe será sólo porque estaba realmente muerta antes de la colisión. El bárbaro en potencia habita dentro de sus muros, no fuera. El desastre proviene de no haber sabido incorporarlo a tiempo al núcleo vivo de esa gran batería de irradiación histórica. A quien siga el proceso griego y romano conforme aquí se estudia, le costará resistirse a admitirlo. Con LA CIUDAD SAGRADA, fruto de pacientes investigaciones realizadas con el estímulo de un instituto universitario porteño, agrega el pensamiento argentino una sustantiva contribución al más serio debate de Occidente.
