La filosofía como ciencia estricta – Husserl, Edmundo

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Husserl, Edmundo

Estado del ejemplar: Usado - Muy bueno
Número de inventario: 511377

Detalles bibliográficos

Editorial: Editorial Nova, Buenos Aires
Año de publicación: 1962
Encuadernación: Rústica con solapas
Estado: Usado - Muy bueno
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La filosofía como ciencia estricta | Husserl, Edmundo | Editorial Nova | 511377

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Descripción

144 páginas. Muchas han sido las críticas dirigidas en todos los tiempos y desde ángulos diferentes a la filosofía. La más contundente, la que ha tenido mayor fuerza persuasiva entre el público anhelante de conocimientos objetivos, le niega la condición de ciencia y la rebaja al nivel, siempre falible y controvertido, de mera opinión que se asume sin fundamentos suficientes para lograr validez universal. Esa crítica se funda en una serie de hechos —pluralidad de sistemas filosóficos, controversias entre pensadores y escuelas, imposibilidad de colaboración intelectual fecunda, negación de todo progreso en filosofía— que parecen prestarle fuerza de convicción y tornarla invulnerable. Husserl ha sido sensible a estos argumentos, pero no ha desesperado de la posibilidad de superarlos y alcanzar, por lo menos en idea, una idea susceptible de efectiva realización en el campo de la investigación filosófica, la exigencia de una filosofía como ciencia rigurosa. Dos estudios, separados por un intervalo de veinticinco años, muestran la persistencia de este programa en la actividad intelectual de Husserl. La filosofía como ciencia estricta (1911) y Filosofía como autorre-flexión de la humanidad (1937), si bien exponen un programa similar, se complementan de manera tan feliz que el segundo parece aportar la justificación del ambicioso proyecto trazado en el primero. No se disimula la intención polémica del primer estudio. Lo mismo que en las Investigaciones lógicas (1900), Husserl arremete contra el naturalismo y el psicologismo, hostilidad perceptible aún en la última de sus obras fundamentales, La crisis de las ciencias europeas (1936), desgraciadamente inconclusa. Pero ataca también con no menos vigor a la filosofía entendida como cosmo-visión y al historicismo. En esta última crítica había de salir a su encuentro Dilthey, incómodo por la interpretación historicista que Husserl le atribuyera. Ha parecido oportuno por esta razón agregar a este volumen, además de los dos estudios citados más arriba, las cartas cruzadas entre ambos a propósito de este malentendido, que aclaran, de paso, la intención última del pensamiento de Dilthey y muestran algunas de las tesis comunes a ambos filósofos. En los últimos años de su vida, y tal vez no sin influencia del estado de postración espiritual de Europa, Husserl se interesó por el problema del sentido de la historia y, especialmente, por el destino de la humanidad europea, que consideraba amenazado. De esa preocupación ha brotado su conferencia La filosofía en la crisis de la humanidad europea (1935), cuya traducción se agrega a este volumen porque permite aclarar las ideas de razón, ciencia y filosofía, a la vez que suministra una interpretación moral del significado de la filosofía en la cultura europea. La filosofía se ha propuesto desde temprano el ideal de ciencia. Husserl no lo ignoraba, pero anotaba juiciosamente que sólo lo había perseguido de manera intermitente y nunca en forma sistemática y perseverante. Ha llegado el momento de hacerlo, y también el de integrar aquellas aportaciones parciales en la unidad orgánica de un nuevo movimiento: filosófico. Dos requerimientos básicos mueven toda la actividad científica; la exigencia de fundamentación, que remite a la noción de evidencia, y la exigencia de sistematización, que incita a realizar la unidad total del saber. Por ese camino ha de transitar la nueva filosofía, armada con el método propuesto por Husserl: la intuición eidética en la actitud fenomenológica, que ha de permitir alcanzar la validez permanente del conocimiento que arraiga en la esencia de los objetos. Completando el pensamiento de sus primeras obras, Husserl concibe, en sus últimas investigaciones, a la filosofía como estrechamente vinculada al destino: del hombre de Occidente: la filosofía se le aparece como el movimiento incesante de autoaclaración de la razón en una humanidad sumergida en la confusión y en la tiniebla. De esta manera, la filosofía es la palanca que hace posible el desenvolvimiento espiritual, entendido en el sentido de un ascenso hacia una forma de racionalidad más alta. La historia no es indiferente para este progreso; más bien, este ser viviente de naturaleza histórica que es el hombre adquiere conciencia de sí mismo a través de la filosofía, y esta creciente claridad que vierte sobre sí confiere sentido a la historia misma. Vivo es el interés que despiertan hoy los escritos de Husserl, especialmente la masa considerable de inéditos cuya publicación se ha emprendido en forma sistemática. Prueba de ese interés son las traducciones de sus obras a diferentes lenguas que se vienen realizando con un ritmo cuya aceleración no deja de sorprender. La Editorial Nova ha querido sumar su esfuerzo a otros similares y contribuir en nuestra lengua al conocimiento integral de esta figura eminente del pensamiento contemporáneo.