Descripción
95 páginas. Empezó como aventura. En 1987 el autor se dirigía al Congreso Internacional Extraordinario de Filosofía que se realizaba en Córdoba, Argentina. A su paso por Mendoza visitó el Archivo Histórico de la ciudad buscando datos sobre el agustino fr. Diego Salinas, cuyano, quien llegó a ser Asistente General de la Orden en el siglo XVIII. Nada encontró sobre este personaje. Tropezó, sin embargo, con interesantes elementos indicadores del aporte de los agustinos a la labor agrícola, industrial, social y económica de la región. Se amplió el horizonte. Continuó adelante en esta nueva investigación de descubrir las huellas de esa presencia en la historia de Cuyo. Nuevas y mejores semillas para este campo descubrió en el Archivo Provincial de la Provincia Agustina Chilena. Ellas mostraban a los agustinos como buenos administradores y eficientes productores, rol adjudicado por antonomasia a los jesuítas en la Colonia. Además, frente al problema de la esclavitud, aparece en estos frailes una actitud que es digna de destacar. En los moldes de la época los agustinos muestran ante ellos un trato de dignidad que impulsa a los esclavos a ir trabajando paulatinamente su libertad, de tal modo que a fines del siglo XVIII la mayoría de ellos eran libres, mucho antes de la emancipación oficial. Aquí se traza la ruta de los dos conventos agustinos cuyanos, el de San Juan y el de Mendoza. Va desde el tiempo en que Cuyo pertenecía a la Gobernación de Chile, hasta su extinción, en la época republicana, cuando separados de la Provincia Chilena forman la Provincia Agustina de Cuyo, que muere junto con los dos conventos a los pocos años. Esta obra rescata documentación inédita del Archivo Provincial Chileno. Incluso el Archivo de Indias, Sevilla, tiene copia del expediente original de la visita y reforma del P. Francisco Grande, que se encuentra en nuestro Archivo. El autor lo comprobó en 1997, cuando estuvo en España por motivo del Congreso Internacional de Historia de la Orden. Huellas del pasado. Historia de una presencia vivida que debe conocer el presente. Dos grupos continuamos hoy en la tarea de vida agustiniana. Por eso, juntos, la Viceprovincia Argentina y la Provincia Chilena, les entregamos esta obra que el autor trabajó con cariño y dedicación.