Descripción
149 páginas. Colección Primor, 36. La forma epistolar tiene, en las novelas, un encanto secreto. Una carta espontánea vale más que muchos discursos académicos, sobre todo cuando está bien escrita como cualquiera de las de esta historia. Porque el alma se desviste de las ficciones a que le obliga la vida corriente, y se manifiesta en toda su diafanidad o en su negrura. Y eso es lo que ocurre en PAPAÍTO PIERNAS LARGAS, nombre cariñoso que da Jesusa (que luego se vuelve Judith, la brillante universitaria) a un protector desconocido que ha resuelto prohijarla. Ella le cuenta con toda gracia espiritual los mil incidentes de su vida estudiantil, que sabe animar coa fina ironía y exornar con el detalle de pequeñas travesuras y situaciones emotivas. También aletea en sus cartas el ángel de un amor. ¿Cuándo no, en el corazón de las mujeres? Así, hasta que PAPAÍTO PIERNAS LARGAS — encantado con las perfecciones de su ahijada — se resuelve a conocerla …ya que ella le conozca también.