Tío Trapo – Graiver, Bernardo

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Graiver, Bernardo

Estado del ejemplar: Usado - Muy bueno
Número de inventario: 507786

Detalles bibliográficos

Editorial: Colombo, Buenos Aires
Año de publicación: 1963
Encuadernación: Rústica con solapas
Estado: Usado - Muy bueno
Edición: Primera edición
ISBN:

Tío Trapo | Graiver, Bernardo | Colombo | 507786

Hay existencias

Descripción

99 páginas. Primera edición. Ilustración de tapa por Antonio Berni. TÍO TRAPO, dijo un hombre del pueblo en un debate sobre la obra en Nuevo Teatro, es un símbolo de nuestras vidas desquiciadas, sufridas y castigadas, sin remisión y sin salida. Toda vez que don Abraham, el personaje, intenta salir o evadirse de su destino, una cantidad de hilos visibles y no que lo tienen atrapado, hácenle volver inexorablemente. La vida, nuestra vida, de victimas o victimarios. O se es una cosa o se es la, otra. Como un rayo de luz y esperanza, la figura luminosa de la hija, omnipresente siempre y ausente también siempre, surca el cielo pavoroso de la obra. Cuando esa esperanza se apaga va desvaneciéndose también la vida iconoclasta de don Abraham. TÍO TRAPO, personaje anárquico, de la época del año 1910 y después, fue un hombre conocido por mucha gente, con sus andanzas. Es casi una historia fiel, enmarcada, claro está, por el trabajo de un escritor. Con sus altos y bajos, con sus dicciones y contradicciones, como son los seres reales y verdaderos; no místicos. El sentido común es el menos común de los sentidos —según se ha dado en decir— y el lugar común en la prosa y el relato es el más difícil de los lugares —decimos ahon—. Por eso los lugares comunes en TÍO TRAPO son de sabiduría, de la sabiduría de los pueblos. El adagio o el refrán son definiciones breves inventadas por los hombres. Aunque contradictorias como por ejemplo: Al que madruga Dios lo ayuda y, en seguida: No por mucho madrugar amanece más temprano. Contradicción flagrante para los atrapadores de minucias. Don Abraham o Tío TRAPO, está plagada, entonces, de sabias contradicciones. Para que una expresión sea o no de contravención literaria, depende del ángulo de ubicación y de cita, y de sensibilidad. Por otra parte, conocemos el génesis de la obra. Bernardo Graiver había elucubrado la novela Don Abraham. Acumulaba 400 páginas. Más tarde pensó en su famosa síntesis v quedó reducida en Tío Trapo a 100. Otra cosa, quiso hacer una obra donde el teatro, la poesía y la prosa formaran un solo haz, y lo logró. Ampliamente. Esta obra quedará en la Literatura nacional, entre las consagradas.