Descripción
148 páginas. Haroldo Conti pertenece a la nueva generación de escritores argentinos. Sudeste (Premio Fabril Editora 1962), al margen del éxito literario, que por lo general despierta más desconfianza que adhesión, es una novela destinada a perdurar. La crítica se ha referido a ella en forma extensa con el casi unánime sentimiento de una verdadera revelación. Revelación no en un sentido externo y epectacular, sino, en un momento que se caracteriza precisamente por la externidad y el espectáculo, de un mundo absolutamente personal y distinto. Y, con todo, intensamente objetivo. Detrás de ese mundo, naturalmente, existe también una personalidad distinta. Pero la clave de esa personalidad, desde el ángulo literario, consiste en participarlo de tal manera que, paradójicamente, se convierte en nuestra propia visión de ese mundo denso y solitario. A través de ella recuperamos el tiempo y las cosas. No el tiempo y las cosas contadas, menos todavía el tiempo y las cosas ideales, sino el tiempo leve, frágil e impausado que teje esa maraña de gestos, actos y palabras que componen nuestra vida. Y las cosas en la única y entrañable perspectiva que ilumina ese tiempo. Por eso, con ser distinto, el mundo de Conti nos resulta de pronto extrañamente familiar. En determinado momento sale de nosotros. No es alguien que cuenta su infancia, por ejemplo, sino uno mismo que reconstruye su infancia en un verano que es todos los veranos, con un deseo y un fracaso que es todos los deseos y todos los fracasos a la vez. Los novios, Ad Astra y Muerte de un hermano, títulos de Otros tantos cuentos que se insertan en el presente volumen, guardan estrecha correspondencia con el clima y el estilo de Todos los veranos. La Causa (Premio Life 1960), en cambio, tiene poco que ver con esa unidad. Sin embargo, se ha creído oportuno incluirlo por cuanto señala un momento desconocido en la trayectoria de este escritor.